miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una semana por el suroeste turco...increíble!



Con motivos de las fiestas de Bayram, en Turquía tenía todo el mundo una semana de vacaciones, y nosotros no íbamos a ser menos. Así que nos pusimos todos a trabajar para buscar el mejor lugar para podernos ir de viaje. Pensamos en Capadoccia, en Istanbul, y en Antalya. Al final, hubo gente que aprovechó para conocer Istanbul, y un grupito pequeño, entre los que me encontraba yo, decidimos ir a Antalya, pero pasando por la costa del mar egeo y mediterrano occidental para conocer todos esos rincones que vemos en las fotos de aguas turquesas, barcos de pescadores y playas paradisíacas. Nos juntamos unos cuantos, Pilar, Esther, Marcin, Krys, y yo. Luego Krys se encontró mal y no llego a salir, y se nos unió Rodri, amigo mío que está de erasmus en Istanbul y me vino a hacer una visita además de a conocer esto.

Primer día:
Rodri venía de Istanbul a pasar unos días por aquí y a conocer esto un poco. Llegó a las 8 de la mañana a la estación de autobuses de Aydin, y yo fui a buscarlo. Era el día grande de Bayram del sacrificio, y nos habían dicho que seguramente veríamos mucha gente sacrificando, mucha sangre por las calles, y así fue. Recogí a Rodri en la estación, la verdad lo vi bastante cambiado respecto a la etapa en la que estuvimos estudiando juntos en Estambul, tenía el pelo más largo y se le veía la cara más turca jajajaja!
Nada más salir de la estación, pasamos por una calle que lleva a mi casa y vimos nuestro primer sacrificio en directo. Había un cordero atado por las 4 patas y 3 paisanos estaban ofreciéndolo a Allah, uno de ellos tenía el machete, y los otros dos miraban y ayudaban. Yo en una intención de evitarle el marrón a Rodri(no es muy agradable ver un sacrificio)le pregunté si quería verlo. Me respondió con un "sí, sí...claro!"así que allí nos quedamos, inmóviles, mirando como le cortaban literalmente la cabeza a aquel pobre animal...que ni siquiera soltó un "¿mee?...o ayy!" no dijo ni pio...el pobre tuvo que morir asfixiando antes que desangrado.
Luego de ver aquella escena nos sentimos, yo por lo menos, extraños e impactados. Pero pronto entendimos que es la manera "turca" que tiene esta gente de hacer las cosas. La manera tradicional y primitiva.

Llegamos a casa. Le enseñé toda la estancia a Rodri, que se quedó sorprendido por el espacio y lo barato que es el piso, por lo visto él tiene un piso mucho más pequeño en Estambul, y un poco más caro. Después, desayunamos y nos acostamos un rato a descansar(sobre todo él) ya que había viajado 8 horas en autobús.

Había quedado con Pilar en su casa esa mañana, para decidir a que hora salir, y hacer toos los preparativos. Yo, la verdad tenía poco que llevar, pues me habían robado la mochila en Marmaris, con ropa especial para estas ocasiones, las gafas de sol...y mi preciada cámara GoPro HD :(
A eso de las 12 fuimos para casa de pilar, Rodri, Esther y yo, y allí nos encontramos con Marcin y con Pilar, claro. Abrimos el mapa de Turquía, y decidimos...primero ir a Gökova, un pueblecito en una vagüada entre dos cumbres, que da al mar; luego intentar dormir allí, en algún sitio de Coachsurfing(sitios de gratis)y a día siguiente, ir a Dalyan, luego a Fethiye, para acabar en Antalya. Pero todos sabíamos que esto podría variar...y así fue, y mucho.

Emprendimos el viaje. Enfilamos la carretera que sale de Aydin dirección Çine cargados con las mochilas a eso de las 3 de la tarde. La verdad era tarde, contando que aquí a las 5,30 es de noche...pero si salíamos al día siguiente ya era un día perdido, y no nos gustó la idea. Hicimos auto-stop. Conseguimos un cartón para poder escribir nuestro destino en él. Y pronto un coche nos paró. Era un Renault 12, de estos antigüos destartalado, pero si nos podía llevar a nuestro destino nos venía bien. A mi me tocó ir en el maletero(familiar). No iban a Gökova, pero sí a Çine, así que decidimos ir. Eran las 4 cuando llegamos a Çine, y se empeñaron en enseñarnos el parque. Perdimos un tiempo precioso, así que le preguntamos al tipo que si él nos podría dar alojamiento esta noche, porque ya era tarde para hacer auto-stop. en un primer momento nos dijo que sí, que no había problema, pero que tenía que ir a hablar con un amigo suyo, porque en el Bayram suele haber mucha gente en las casas.
Mientras tanto nos quedamos en un restaurante(baratito)a comer un Köfte(plato típico turco a base de carne y ensalada)y así esperaríamos por él.
El turco me llama al móvil, salimos al exterior del bar y nos encontramos con él. Desafortunadamente, no tienen sitio en la casa, así que no nos puede dar alojamiento. Ahora nuestras opciones es hacer auto-stop(de noche), pagar un hotel(caro)o volver a Aydin(la mejor opción de estas 3, aunque perderíamos un día). Nos pusimos a trabajar en la carretera, hicimos auto-stop una hora más y nos paró un coche de la policía secreta(claro, nosotros no sabíamos que era policía)y nos preguntan qué hacemos allí a esas horas de noche...nos invitan a entrar en la furgoneta y nos llevan a la comisaría diciéndonos que nos pueden ayudar.

Allí nos invitan a un té turco(de agradecer con el frío que hacía)y empiezan a maquinar opciones para nosotros...que si llevarnos a Gökova ellos mismos, acercarnos a Mugla, contratar un hotel para que salga barato...pero al final deciden otra opción, con la que quedaríamos sorprendidísimos. Nos metieron en la furgoneta, y salimos del cuartel acompañados de dos coches de policía. Nos paramos en medio de una carretera general dirección Mugla. Y se pusieron a hacer un control policial, con el mero objetivo de preguntar a dónde va la gente por si nos pueden llevar con ellos(alucina)y nosotros, mientras tanto, dentro de la furgoneta viendo todo el panorama. Fue realmente surrealista.

Vimos un BMW blanco que se acercaba y se paraba en el arcén. Nos ordenaron que saliésemos de la furgoneta y nos metieron en el coche. Suerte!dimos las gracias y hablamos con el conductor. Iba a Bodrum, pero tendría que pasar obligatoriamente por Mugla, porque no hay otra carretera, así que dijimos que sí. Yo me puse delante, porque controlo bastante el idioma turco, pero no hizo falta ya que el conductor hablaba perfectamente inglés.
Hablando con él descubrimos que era un tipo con suerte. Había estudiado Arquitectura y estaba llevando una empresa de construcción de hoteles, y por lo visto no le iba nada pero que nada mal. Un BMW, y dentro con todos los extras, y hasta tenía un ordenador táctil Apple Ipad. Nos dijo que iba a Bodrum, porque está gestionando un proyecto en la finca donde va a hacer un macrohotel con 200 habitaciones normales, 80y pico villas , piscinas, parque acuático, playa privada y discoteca. Nos invitó a ir, y no nos lo pensamos. Nos aventuramos a ir allí con él.

En poco tiempo llegamos a Bodrum. Concretamente el complejo hotelero(o lo que pronto se convertiría en eso) estaba situado en el municipio de Torba, al otro lado del cabo de Bodrum. Cuando llegamos vimos a gente dentro de la finca, que eran trabajadores de la empresa que se encargaban de vigilar el espacio y de realizar construcciones pequeñas para presentar el proyecto a los distintos patrocinadores o empresas que ayudan (ponen pasta) para que el proyecto se lleve a cabo. El jefe nos dijo que si queríamos, podíamos cenar, ir a Bodrum a mirar la noche y el puerto, y luego nos irían a recoger alguno de los trabajadores en su camioneta. Él se tendría que ir pronto pues tenía una reunión importante. Nos dió las gracias, aunque realmente las gracias se las dimos nosotros a él, pues estábamos asombrados con tanto lujo y detalles. Y es que nos dijo que él es religioso, y no suele recoger a gente en la carretera pero que cree que nosotros fuimos puestos en su camino por Allah y que no podría desaprovechar esta oportunidad para agradecer.
Sin más nos dirigimos a Bodrum. Sencillamente precioso. Es un pequeño pueblo parecido a Portonovo, tiene un pequeño puerto dedicado casi exclusivamente al turisteo(barcos de vela que te llevan a islas) y un poco a la pesca. Pero sobre todo, tiene una gran vida nocturna.

Después de dar un paseo, y de tomarnos un gofre, llamamos a Yusuf, el encargado de venirnos a recoger, y en 10 minutos apareció. Volvimos a la finca y nos metimos en cama, pues estábamos reventados de dar tantas vueltas, aunque el día siguiente sería más movidito.

De verdad estábamos sorprendidos con todo lo que nos estaba pasando, no es normal que la policía haga un control para exclusivamente conseguirnos un coche. Será porque era el Bayram, o porque estaban de buen humor, o quizás porque Allah nos ayudó...pero tampoco es muy normal encontrarnos en el camino con un tipo rico, y que nos ofrezca un lugar caliente donde dormir, una cena maravillosa con detalles de todo tipo y que, encima, ponga a nuestra disposición un trabajador suyo para llevarnos y traernos cuando a nosotros nos plazca. Sencillamente, estábamos teniendo mucha suerte.

Segundo día:

Nos levantamos a las 8.30 para desayunar prontito y hacer un poco el cafre por el lugar. Yusuf nos ofreció de desayuno té, tomates y queso turco...típico "Kahvalti"(desayuno) por estas tierras. Después de desperazarnos, fuimos a dar una vuelta por el sitio con Yusuf, nos enseñó todo el recinto y acabamos dándonos un buen baño en la playa privada del hotel, con su embarcadero propio y esas cosas.
Nuestra idea ese día era hacer auto stop hasta Gokova, y encontrar el camping que hay allí para pasar la noche y al dia siguiente seguir nuestro viaje. Después de comer pescado frito de la bahía con Yusuf y los demás trabajadores del lugar, nos acercaron a Bodrum para coger un ferry que nos llevase al otro lado de la bahia y así ganar tiempo. Pero resulta que el barco era caro y salia tarde, así que otra vez tuvimos que volver a la carretera.


Hicimos auto stop hasta aburrirnos. Nos tuvimos que dividir en dos grupos, Esther y Rodri juntos; Pilar, Marcin y yo formábamos el otro grupo. La verdad, nosotros tuvimos un poco más de suerte. Dimos con buena gente, y a las 8 de la noche estábamos en Gokova. Ellos no tuvieron tan buena suerte, asíque tuvimos que esperarlos en una cafeteria de pueblo o "bufe"(tipo taberna) tomándonos una tostada de queso y salchichas. Cuando llegaron, preguntamos d´nde estaba el camping y un viejo que allí había (Alí) se ofreció para llevarnos allí en su camioneta.

Llegamos, y otra vez la mala suerte nos jugaba un mala pasada. El camping estaba abierto pero a la vez cerrado. Es decir, habia un guardia allí vigilando la zona pero el camping no estaba en condiciones de albergar a nadie, y menos sin tienda de campaña. Así que otra vez estábamos sin casa. Para nuestra sorpresa, Alí se ofreció a darnos un alojamiento...increíble. Llegamos al emplazamiento, y no nos lo podíamos creer...era una casa rural debajo de una montaña rocosa. Nos presentó a Halil, su colega, otro señor que debería rondar los sesenta y pico años, muy simpático y un poco contentillo por el alcohol jajaja.

Nos enseñaron la habitación donde íbamos a dormir...no era una habitación, era toda una planta para nosotros solos!y sin pagar nada. La verdad nos sentíamos raros, extremadamente afortunados por encontrar a esta buena gente, así que decidimos ir al mercado del pueblo a comprar la cena, por lo menos ayudaríamos en algo. Pero Alí se negó, nos acompañó al mercado y pagó él toda la compra!pero yo me escaqueé, y compré dos cervecitas de estrangis para él y Halil...algo era algo, no?

Compartimos con ellos una cena muy amigable, compuesta por queso, tomates, pepinos y salchichas fritas en bocadillo tipo "ekmek arasi" que es en pan normal.

Después del día vivido, tantas cosas, tanto caminar, decidimos ir a dormir pronto, pues el próximo día teníamos intención de ir a Dalyan y nos quedaba bastante lejos.

Tercer día:

Despertamos a las 9. Después de un rápido desayuno debajo de aquellas sinuosas montañas, en aquel bonito paisaje, nos acercaron hasta la carretera principal de Gokova. Volvimos a hacer auto stop.

Otra vez, tuvimos que dividirnos otra vz en grupos, pero Esther se fue con Marcin y Pilar, y Rodri y yo fuimos por nuestra cuenta...aunque lo tuviésemos más fácil por el tema de que no tenemos chicas que nos acompañen..y eso aquí es muy influyente.


A ellos los cogieron pronto, pero nosotros estuvimos 2 horas haciendo auto stop...bajo el sol decidimos caminar por el arcén en la dirección, y por el camino aprovechamos para recoger naranjas y parar para beber algo. Ya cuando íbamos a desistir, una pareja en un Clio nos paró. Eran una pareja treintañera. Iban vestidos de estilo deportivo, y fueron muy amables con nosotros. El otro grupo nos había llamado diciéndonos que ya estaban en Dalyan y que qué hacían. Ló más lógico era que fueran a su rollo, pues no estaría bien hacerlos esperar por nosotros ya que no sabríamos a qué hora íbamos a llegar, así que fue en este preciso momento que nos separamos de verdad. Ellos se fueron a ver la laya de las tortugas...una playa preciosa de arena blanca donde ponen sus huevos estos osados reptiles. Nosotros, por nuestra cuenta, decidimos ir con esta pareja hasta Fethiye, que era su destino. Hablando con el conductor, un chaval con muy buen rollo, le pregunté si iba a pescar pues en el asiento trasero levaba una funda de cañas...y me comentó que hacía pesca submarina ¡anda! y empezamos a hablar de temas de pesca que ya sabeis todos que cuando empiezo a hablar de estas cosas no paro. En total, un viaje que podria ser de 2 horas se nos hizo cortito con todas las conversaciones que tuvimos con ellos.


Llegamos a Fethiye. Hablamos con los otros por movil, nos dijeron que estaban cerca de Dalyan pero no de Fethiye, pero decidimos esperarlos allí un par de horitas, si no venían tendríamos que buscarnos la vida solos. Compramos una barra de pan, queso de untar y tomates de la huerta...que ricos. Merendamos unos bocatas y decidimos caminar hacia el puerto. Fethiye es una ciudad de turismo y de pescadores. Como Bodrum, tiene mucha vida nocturna, y es un gran atractivo para turistas debido, entre otras cosas, a su encanto "la playa de las mariposas", un pedazo de paraíso situado entre dos acantilados, algo digno de ver.
A eso de las 6 de la tarde, nuestros compañeros no venían, así que decidimos dirigirnos hacia la playa de Oludeniz, para coger un barco e ir a la playa de las mariposas para dormir allí. Cogimos un "dolmus" y allí nos dirigimos. Llegamos a eso de las 6,30 y preguntamos a un barquero cuánto nos cobraba por llevarnos a la playa...100 liras!estaba clarísimo que nos quería timar, así que lo descartamos. Pero seguíamos teniendo ganas de ir a la playa a dormir así que sin pensar en nada, decidimos echar a caminar en la dirección.

Caminamos durante 2 horas, en la noche, y en el camino encontramos dos colchonetas y una sombrilla que decidimos coger porque creímos que nos iba a hacer falta. Después de esas 2 horas caminando subiendo y bajando carreteras al borde de acantilados, con paisajes maravillosos a la luz de la luna, un coche nos paró en la misma dirección. Eran una pareja de Faralya, la aldea situada en lo alto del acantilado. Nos ofrecieron la oportunidad de ir con ellos y no la desaprovechamos, así que nos montamos en el coche y nos dirigimos a Faralya. En 15 minutos habíamos legado a Faralya. Preguntamos cómo podíamos ir a la playa y sencillamente nos dijeron que estábamos locos...que era muy peligroso y más de noche, que había más de 30 metros de precipicio, y que aunque había cuerdas, era muy difícil sin equipo en el medio de la noche.





Pero nosotros queríamos dormir en la playa, y nos empecinamos en ir. Seguimos una estrecha carretera que iba a "george house", un camping típico de la zona. Al llegar preguntamos al dueño la dirección de la playa. Nos miró con extrañeza...imaginaros que os encontrais en la mitad de la noche a dos chavales, con aspecto desaliñado, uno con una mochila y dos colchonetas, y el otro con una sombrilla de Camy, cualquiera se asusta!

"Es la primera vez que bajais?"...si

"Tenéis equipo de escalada?"...no

"Llevais linterna?"...no, solo el móvil.

"bueno, id con cuidado, si pero por favor, si véis que no podéis seguir, subid aquí y pasais la noche. Suerte".

Emprendimos la bajada. Era muy resbaladiza, un acantilado con piedras sueltas. Era muy difícil, primero po la pendiente, y sui a esto le añades la noche , una pésima linterna, y una sombrilla a la espalda...se hace muy difícil. Pero no nos derrumbamos. Seguimos adelante.

Al cabo de 30 minutos podíamos ver la playa a lo lejos...recuerdo esa imagen como algo muy especial, fue una imagen que será difícil de olvidar.

Seguimos bajando, ya habíamos pasado dos de las tres cuerdas fijas que había. Y llegaba la tercera. Creo que no hace falta decir que para bajar teníamos que hacer un poco las peripecias de un trapecista. Primero, tirar las colchonetas, pues nos impedían bajar con libertad, segundo bajar uno y luego el otro ayudando con la linterna el primero.

Después de 1 hora, llegamos al final del precipicio. Fue una sensación increíble...como cuando acabas una competición después de haberlo dado TODO. Nos dimos un fuerte abrazo, y nos encaminamos a la playa.

Oíamos ruidos, de gente hablando, y efectivamente, a medida que avanzábamos empezamos a ver pequeñas casitas de madera, bungalows y cosas así.

Al llegar, vimos gente cenando en el porche del hotel. Se nos quedaron mirando...impresionados.
Se nos aercó un hombre a preguntarnos..."de donde coño venís?"...
Después de explicarles nuestra historia...se quedaron impresionados. Nos ofrecieron un bungalow por 40 liras cada uno...pero nosotros queríamos dormir enla playa. así que bajaron el precio...35, 30, hasta que les dijer 40 liras entre los dos, con cena y desayuno. Y aceptaron.
No nos creíamos que las cosas salieran tan bien, primero encontrar el sitio, luego bajar por aquel precipicio y después encontrar la buena suerta con la habitación.
Cenamos como dos hombres que venían de la guerra. Yo tripití...aún me acuerdo de la cena, macarrones con vegetales y pollo asado...mhhhhmmmmm!!!!

Después fuimos a dar una vuelta por la playa. Y a lo lejos vimos una luz de una hoguera. Habñia gente cantando y halando así que decidimos acercarnos a sentarnos con ellos.
Había gente turka, alemana, iraní y californiana.
El ambiente era muy agradable, y la gente muy amigable. Al cabo de unos minutos llegaron 4 personas más con una guitarra...y empezamos todos a cantar, yo les toqué la bamba jajajaja.
Nos fuimos a dormir pensando en la buena suerte que habíamos tenido, y en las cosas que haríamos al día siguiente.

Cuarto Día:


Nos levantamos a las 9.30, desayunamos con la gente en el restaurante del mini hotel, y nos dispusimos a explorar la playa. A la derecha de la misma, había unas escaleras hechas de madera, donde se podía leer: "pub", pero lógicamente, en esta época del año estaba cerrado. Subimos por ellas, llegando a una pequeña colina en las rocas. La vista era preciosa. Había una roca grande desde la que podías saltar, y no nos lo pensamos más. Saltamos y saltamos, y nos pasamos toda la mañnaa saltando desde los acantilados, y a cada poco tiempo íbamos avanzando un poco más hacia el cabo más alejado de la playa.El agua estaba tan clara que podías distinguir los peces del fondo mientras saltabas desde las rocas...fue espectacular. Hubo un momento en el que estábamos saltando y escuchamos un motor de un barco. Era el barco de Oludeniz que se acercaba a la playa lleno de turistas. Nos saludaron y no paraban de sacarnos fotos, y nosostros mientras tanto dando el espectáculo con saltos de cabeza y volteretas jejeje.

Después de un baño de unas 2 horas, bajamos a la playa, donde Arda y Jenny nos esperaban con las mochilas para comenzar la ruta hacia la playa del paraíso.
Cogimos nuestro pequeño equipaje, no sin antes dejar la sombrilla alli como recuerdo, con una pequeña dedicatoria por todo lo vivido con nosotros jejejej. Entre tanto, un trabajador del hotel se nos acercó y nos dijo que estaba sinceramente sorprendido por todo lo que le habíamos contado, y que estaría orgulloso de tenernos a nosotros como ayudantes de su trbajo(actividades de aventura), nos dijo que nos invitaba este verano a trabajar con él, con gastos pagos y alojamiento incluído. Nos quedamos asombrados.
A las 13.00 comenzamos nuestra nueva aventura hacia el "paraíso". Arda nos había dicho que tendríamos que caminar alrededor de 5 horas...+o- pero que el esfuerzo merecía la pena.




Nada más salir del hotel de camino a los acantilados, vimos el verdadero peligro que eran los acantilados, y lo que de verdad habíamos descendido la noche anterior. Las rocas eran puntiagudas como agujas, y las cuerdas estaban atadas simlemente a pequeños árboles, dando la sensación de muy poca seguridad. Pero si llevaban allí tanto tiempo y siendo usadas...
Comenzamos a ascender por la pendiente rocosa. Yo me situé de último, de escoba para ayudar a los demás que llevaban pesadas mochilas. En 45' escasos habíamos llegado a Faralya, George House. Desde la esplanada que conformaba el camping se podía mirar la playa casi completamente, las vistas desde allí eran de película. Depués de un pequeño descanso, y de avituallamiento de granadas, enfilamos la ruta marcada con dos lineas, blanca y roja que nos llevaría a nuestro destino.

Pasamos por sitios espectaculares, vistas de pájaro de playas y acantilados titánicos, divisando barcos de pescadores y águilas asiáticas. Hicimos varios altos. En el primero, a la hora y media de trayecto paramos a beber y comer un poco de queso y tomate cerquita de un desfiladero. El día estaba saliendo genial, estábamos viendo sitios increíbles y la compañía era muy buena. Durante una hora estuve caminando con Jenny, la chica californiana, e intercambiamos una amena conversación. Hablamos de viajes, de estudios, constumbres y tradiciones. Aunque he de decir que algunas palabras me las perdía...el inglés americano aún es una asignatura pendiente para mí, pero hago progresos. Fue un rato muy agradable, ella me inspiró mucha confianza.
Después de 3 horas nos perdimos. acabamos saliendo del bosque a una playita de rocas donde había una familia comiendo. Les preguntamos dónde seguir la ruta pero no nos supieron decir. así que seguimos por las rocas un trecho más, hasta que encontramos la ruta nuevamente y pudimos continuar. Seguimos durante un ar de horas más, hasta que llegamos a Kabak.
Kabak es un pequeño pueblo situado en un valle entre montañas, que da al mar en una rocosa playa. Nada más llegar, nos dirigimos a la playa y nos dimos un baño mientras anochecía.

Arda nos comentó que en Kabak tiene amigos que regentan un pequeño cámping, asñi que tendríamos el alojamiento asegurado.

Llegamos al camping...era un conjunto de casitas tipo bungalow y zonas de acampada. Teníamos que comer, y el dueño, amigo de Arda, nos dijo que podríamos dormir alli por 40 liras cada uno(como en la laya de las mariposas) pero, al no tener mucho dinero, solicitamos solo comer, y dormiríamos por allí tirados. Cenamos todos juntos, macarrones turkos y ensalada. Luego nos invitaron a una botella de vino, y nos sentamos en una terraza desde la que podías ver el mar y todo el valle de Kabak. Allí había instrumentos de percusión, estrategicamente preparados como para dar algún tipo de concierto. Yo pregunté si podía coger uno, y cogí una darbuka, y me puse a tocar bajito. En cuestión de minutos, empezó a llegar gente del lugar, con sus instrumentos, y tocamos juntos hasta la madrugada. La gente bailaba y cantaba, y Jenn, sentada a mi lado, se acercó a mi oreja y me susurró: "¿sabes?, eres impresionante". Yo le respondí con una sonrisa y seguimos tocando juntos. Nuestra botella se iba vaciando poco a poco, pero ellos traían más. Estuvimos tocando y cantando toda la noche con el calor de la gente.

Quinto día:

Nos levantamos temprano. Era una despejada mañana de Noviembre y la temperatura era agradable. En cuanto llegaron los demás, nos sentamos a desayunar con ellos.


Queso, tomate, huevo duro, pepino y té turko, acompañado de tostadas con mermelada. Una buena combinación para empezar un buen día con energías. La mañana se nos pasó como un relámpago, y cuando miramos el reloj, ya eran las 11. Preparamos nuestras maletas, nos despedimos de la gente, no sin antes dar las gracias e intercambiar teléfonos y abrazos.

Emprendimos el camino. Tal y como nos había dicho Arda, tendríamos que seguir un sendero marcado rojo-blanco con una fuerte pendiente durante 4 o 5 horas, para después coger el desvío hacia la playa por un sendero azul-rojo.


Caminamos 2 horas, cuando de repente nos damos cuenta de que no tenemos ni una gota de agua. Antes de salir, habíamos parado a comprar pan y galletas, pero nos habíamos olvidado completamente del agua. La verdad, me vi bastante perdido, porque no nos podríamos imaginar que por aquellos caminos de dios fuese a aparecer alguien. Pero sí.


Resulta que nuestra ruta enlazaba con la muy conocida Ruta Lycia, una ruta de 500 km que une Fethiye y Antalya por caminos de tierra. En un momento del camino escuchamos ruidos, y al rato aparecieron dos ciclistas. Eran una pareja de Austríacos que venían repasando el camino desde Antalya...en la dirección contraria a la nuestra. Les comentamos el problema del agua y nos diero una pequeña botella...que nos duró 10 minutos. Al cabo de media hora encontramos una especie de collado en el que había una pequeña cabaña y muchos olivos. Detrás del mismo se encontraban 4 personas, recogiendo aceitunas. No nos lo pensamos, y fuimos a preguntarles si tenían agua...que si estaban allí arriba, nos imaginábamos que tendrían. efectivamente, una señora mayor se nos acercó. Su cara, llena de arrugas y manchas, reflejaba una vida plagada de duro trabajo bajo el sol. Muy amablemente, nos dió una botella de 2 litros de agua que fue nuestra salvación.



Ardá nos había dicho que en la cumbre de la montaña existía una pequeña aldea, en la que tenía un amigo. Efectivamente, al poco tiempo aparecimos en la cumbre y pudimos ver lo que era una "pequeña aldea", es decir, cuatro casas pegadas que formaban un conjunto a lo que se le podia llamar "aldea". Allí se encontraban un grupo de obreros reparando una casa. Nos acercamos diciendo que eramos amigos de Arda, que si lo conocían y que si nos podían ayudar para ir a la playa. Pero nadie lo conocía. Sevrek, un obrero, comenzó a hablar español (con acento andaluz) ante nuestra sorpresa nos echamos a reír, y éste nos dijo que había estado trabajando con españoles en una cantera y que por eso sabía español. Nos invitó a pasar un día en su casa al día siguiente, nos dio su numero y dijimos que lo llamaríamos. Nos indicó la correcta dirección hacia la playa y así la seguimos.
Teníamos muy poca comida...concretamente una mísera barra de pan y un par de naranjas. Lo que nos llevó a pensar incluso en apedrear alguna gallina que por el camino andaba suelta para prepararla a la noche en una hoguera...y francamente, lo intentamos, pero o estos animales no son tontos o nosotros estábamos tan hambrientos que no nos paramos a pensar en la mejor manera de cazarlas. Despues de un par de pedradas los animales escaparon.

Seguimos descenciendo por la montaña, los caminos comenzaban a ser pedregosos, y nos llevaban hacia el cantil del acantilado, pasando muy cerquita del precipicio. En uno de los momentos, vimos una preciosa playa a lo lejos ¡mira, ahí está!, y aceleramos nuestro paso en la dirección de la playa...craso error.

Después de caminar unos minutos, nos habíamos dado cuenta de que habíamos perdido nuestras marcas, y que nos dirigíamos al precipicio son ningún camino correcto.
Comenzamos a ver cabras montesas y diversos animales, y la verdad la cosa no pintaba muy bien. Seguimos nuestra intuición, yo también intenté acordarme de mi instinto de Raider, de los años que corrí en carreras de orientación...pero de poco nos sirvió, aquí la naturaleza es muy distinta y cuando nos dimos cuenta estábamos situados en una vaguada rodeados de peñascos enormes imposibles de franquear con nuestro equipamiento.
Así que dimos vuelta, y seguimos un pequeño camino que encontramos. El camino surcaba por el desnivel del acantilado y lo seguía una cañeria de plástico (posiblemente la electricidad o el agua potable de los pueblos vecinos) Lo seguí hasta que comenzó a anochecer. Qué haremos? nos preguntamos.

Después de buscar un buen sitio para pasar la noche, encontré una pequeña zanja en el borde del acantilado, un sitio ideal que nos permitiría hacer un par de fuegos para resguardarnos del frío y la noche. Recogimos leña. La verdad había mucha. Hicimos un fuego a cada lado de nuestro emplazamiento, y nos preparamos para cenar el pan y las naranjas.
Fue una noche fría pero muy bonita. Cenamos el pan tostado en el fuego, y dormimos mirando las estrellas bajo un cielo despejado. Estuvimos escuchando toda la noche sonidos de rocas que chocan unas contra otras, y ruidos de animales(nos supusimos que eran cabras saltando). Aventura 100%.

Al la mañana siguiente amanecimos con el sol a las 6 a.m. Rápidamente, recogimos nuestros bártulos y procedimos a seguir el camino, que aunque no tenía marcas, iba bordeando el acantilado, y a algún sitio nos llevaría. Pero después de unos minutos, el camino acababa en un cortado de piedra de unos 5 metros de altura. En el cantil había una cuerda. Yo no me lo pensé, e intenté usar la cuerda para rapelar esos 5 metros con un mínimo de seguridad. Pero, despues de 2 metros de bajada...la cuerda no me inspiraba confianza, y no me la jugué.
Volvimos sobre nuestros pasos, y de repente escuchamos un ruido, y giré la cabeza en la dirección del mismo. Venía de lo alto del barranco...eran un grupito de cabras que caminaban por un estrecho camino, y cuando me fijo, pude percibir una marca roja en la piedra, ¡habíamos encontrado el verdadero camino!
Lo seguimos y nos llevó a tierras de pastos de cabras y ovejas, pastorales y tierras de regadío.
La playa que el dia enterior habíamos divisado ya la habíamos dejado atrás. Pero lo que vimos en ese momento fue espectacular. Una pequeña cala desde lo alto del acantilado.
Sin pensarlo dos veces, seguimos la senda y en media hora llegamos a lo que sería nuestra "playa del paraíso privada".
Todo era perfecto, la playa era pequeña y no habñia nadie, además de que el agua era extremadamente clara...sin problemas se podía divisar el fondo sin importar la profundidad. Parecía el paraíso.
Nos tiramos al agua y nos estuvimos bañando un buen rato...aquello parecía una piscina. Era increíble.
Después de disfrutar del baño, como no, nos entró un hambre importante. Pero nos habíamos comido prácticamente todo, tan solo nos quedaba un pequeño pedazo de pan y agua. así que me metí en el agua e intenté pescar algo. despues de 15 minutillos lo único que pude sacar fueron 6 erizos, que preparamos y nos comimos con mucho gusto.

eran alrededor de las 2, y teníamos que subir el acantilado de nuevo, y dirigirnos a la casa de Sevrek, allí tendríamos comida y calor.
así que ascendimos...y fué la parte más difícil para nuestros músculos, ya cansados de tanto caminar y sin apenas energías.
A la noche arribamos al pueblo de nuestro amigo. Nos recibieron sus padres y su mujer en una casa hecha de barro con tan solo 4 habitaciones y un salon con chimenea.
Cenamos con ellos, una cena que nunca olvidaré...todo fue muy familiar. Cenamos en el suelo, arroz, hígado de cordero, tomates, queso, y más eran los platos de la cena. Cenamos sentados sobre una alfombra turka y comiendo todos del mismo plato e incluso compartiendo vaso para beber...fue todo muy cercano y nunca lo olvidaré.
Ya con las fuerzas reparadas, nos fuimos a dormir pronto para el día sigueinte poder amanecer temprano y dirigirnos al pueblo más cercano y parar algún coche que se dirigiera a Aydin o similar.

Dia6

Amanecimos a las 9. La mujer de Sevrek nos había preparado un buen desayuno. Partimos sin entretenernos, pues sabíamos que el día podía presentarse duro. El pueblo estaba metido entre montañas y los coches no eran muy abundantes.
Llegamos al pueblo de Gey, y allí pudimos observar que había una especie de fiesta o algo similar, pues había más coches que el día anterior. Preguntamos si alguien iba a Aydin o cerca y nos dijeron que podríamos esperar allí dentro, la gente estaba comiendo y nosotros les dijimos que no teníamos dinero, y no podríamos pagar la comida. Pero no les importó y nos dieron de comer 5 platazos de todo lo que tenían allí. Pilav, carne, çorba, etc.
Se nos hacía tarde, y esta gente no nos daba solución así que decidimos partir, no sin antes dar las gracias por la ayuda y la atención prestada.

Comenzamos a caminar. Y otra vez vimos que alguien en el cielo nos estaba ayudando. Pues una pareja que iba de luna de miel paró su coche y nos llevío a Antalya. Además en el camino fuimos parando en todos los puntos importantes. Ellos eran de Mersin e iban hacia allí, pero a nosotros nos vendria mejor Antalya, pues necesitabamos algún camión o coche que nnos llevase hacia Aydin.
Ya de noche llegamos a Antalya. Compramos algo de comida y nos dirigimos a la salida principal de la ciudad. Caminamos durante horas y los coches no paraban (normal de noche) hasta que un coche de policía nos paró y nos sacó de la ciudad en la correcta dirección hacia Aydin.
Caminamos, y después de varios coches entre ellos un hombre comerciante y un borracho que conducía a 200km/h, llegamos a una gasolinera situada entre Antalya y Denizli. Allí había camioneros y se nos ofrecieron para llevarnos allá. A las 3 de la madrugada llegamos a Denizli y no nos quedó otro remedio que coger un bus para Aydin, pues el pueblo estaba desierto.

Llegamos a Aydin, y fuimos a mi casa a descansar. A las 8 rodri partió para Istanbul, lo acompañé y nos dijimos de repetir la experiencia, pues fue 100% aventura, y un viaje que no olvidaremos en la vida.

Esperemos repetir y tener la misma suerte.

Un abrazo para todos, Dani.








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